miércoles, 22 de junio de 2011

¿Reemplazo?

A cada consulta que nos hacen con respecto a la posible “sustitución” del petróleo por parte de los biocombustibles, respondemos siempre de la misma manera, involucrando en una misma frase a las palabras soja, desmonte, alimentos, etc. Una respuesta con desgano porque desde hace 5 años venimos respondiendo lo mismo, intentando convencer a todo aquel que nos consulta de que se trata de una "alternativa", NO un reemplazo. Pero el famoso tema del “combustible ecológico” no termina de generar asombro en las personas, y los argumentos para demostrar las dificultades que eso generaría deben estar más firmes que nunca.
Igualmente, nos parece bueno destacar que, no sólo hay que atribuirle la ilógica proyección de sustituir el petróleo con biocombustibles a los problemas que genera la soja, ya que de esta manera sería muy fácil esquivar el argumento planificando la producción con otros cultivos (girasol, colza). O peor aún, varios referentes nacionales del biodiesel aclaran que “sembrando semillas oleaginosas no alimenticias no se compite con los alimentos”.

 De esta manera, y como se dice, hay que ser bien específico: Es ilógico utilizar TIERRAS que comúnmente se utilizan en la producción de alimentos para la producción de combustible, o para ser más claros aún, para la producción de alguna oleaginosa "no comestible" que luego le propicie energía a todo el parque automotor. Es irracional pensar que, mientras en simultáneo crece el consumo energético mundial, crece la población, y obviamente también la necesidad de alimentos, estemos pensando en destinar tierras (comúnmente utilizadas en producción de alimentos) para la producción de energía. Es estúpido que simplemente la idea se nos cruce por la cabeza cuando en 2010, 31 millones personas murieron por falta de alimentos y 828 millones sufren la desnutrición llevado a la invalidez.
¿Hace falta también explicar los problemas que causa el monocultivo? ¿También específicamente el problema que causa la soja en Argentina?.

Sin irnos más allá de lo debido, siempre nos referimos a que Biocoop produce biodiesel a partir de aceite vegetal usado (este residuo que si se arroja de forma convencional, resulta un contaminante de nuestras aguas potables, que también hay cada vez menos), se transforma y se genera en energía.
Así y todo el problema energético nos interesa, obviamente porque aportamos aunque sea de forma muy pequeña a la generación de energía. Nos interesa pensar y debatir de forma colectiva que acciones se pueden llevar adelante frente al agotamiento del petróleo.
No hay certezas, pero sabemos que el problema no es lineal. Siendo simplista se piensa en volver a la fórmula de reemplazar totalmente una energía por otra, en el sueño de la energía abundante e ilimitada, de acordarse de la ecología cuando el precio del petróleo es elevado, en la búsqueda básica de quemar para generar energía. ¡Hasta en la actualidad se habla de incendiar de forma “segura” la basura para generar energía!

 Existen diversos desarrollos para la generación de energía que plantean la diversidad de la matriz energética. Dejamos un texto para reflexionar, para llevar nuestra mente al siglo XIX, y para compararlo con la actualidad:

" Un día Gedeón Spilett le dijo:
-Pero en fin, querido Ciro, todo este movimiento industrial y comercial que usted predice continuará en progresión constante. ¿No corre peligro de verse detenido tarde o temprano?
-¿Detenido? ¿Por qué?
-Por falta de carbón, que puede llamarse el más precioso de los minerales.
-Es el más precioso -contestó el ingeniero-, y parece que la naturaleza lo ha querido demostrar así haciendo el diamante, que en último análisis no es más que carbón puro cristalizado.
-¿Quiere usted decir, señor Ciro -repuso Pencroff-, que se quemarán diamantes a guisa de hulla en las calderas?
-No, amigo mío -contestó Ciro Smith.
-Sin embargo, insisto en lo que he dicho -añadió Gedeón Spilett-. ¿Negará usted que un día se habrá extinguido completamente la provisión de carbón?
-Los yacimientos de hulla son todavía muy considerables, y los cien mil obreros, que arrancan anualmente cien millones de quintales métricos de mineral, están muy lejos de agotar tan pronto los depósitos.
-Considerando la proporción creciente del consumo de carbón de piedra -repuso Ge­deón Spilett-, se puede presumir que esos cien mil obreros serán pronto doscientos mil y que se duplicará la extracción.
-Pero después de los yacimientos de Europa, con el auxilio de nuevas máquinas podrán explorarse más a fondo. Las minas de América y de Australia suministrarán por largo tiempo todavía lo necesario para el consumo de la industria.
-¿Por cuánto tiempo? -preguntó el periodista.
-Al menos por doscientos cincuenta o trescientos años.
-Eso nos debe tranquilizar -intervino Pencroff-, pero es alarmante para nuestros bis­nietos.
-Ya se inventará otra cosa -dijo Harbert.
-Esperemos -contestó Spilett-, porque sin carbón no hay máquinas, y sin máquinas no hay trenes, ni vapores, ni fábricas, ni nada de lo que exige el progreso de la vida mo­derna.
-Pero ¿qué se inventará? -preguntó Pencroff-. ¿Lo imagina usted, señor Ciro?
-Algo, amigo mío.
-¿Y qué se quemará en vez de carbón?
-¡Agua! -respondió Ciro Smith.
-¡Agua! -exclamó Pencroff-. ¡Agua para calentar las calderas de los vapores y de las locomotoras, agua para calentar el agua!
-Sí, amigo mío -repuso Ciro Smith-; agua descompuesta sin duda por la electricidad y que llegará a ser entonces una fuerza poderosa y manejable. Todos los grandes descubri­mientos, por una ley inexplicable, parece que se encadenan y se completan en el momento oportuno. Sí, amigos míos, creo que el agua se usará un día como combustible, que el hidrógeno y el oxígeno que la constituyen, utilizados aislada y simultáneamente, producirán una fuente de calor y de luz inagotable y de una intensidad mucho mayor que la de la hulla. Un día el pañol de los vapores y el ténder de las locomotoras en vez de carbón se cargarán de esos dos gases comprimidos, que arderán en los hornos con un enorme poder calorífico. No hay que temer, pues, mientras esta tierra esté habitada, suministrará elementos para satisfacer las necesidades de sus habitantes, los cuales no carecerán jamás de luz ni de calor, como tampoco de las producciones de los reinos vegetal, mineral y animal. Creo que, cuando estén agotados los yacimientos de hulla, se producirá el calor con agua. El agua es el carbón del porvenir.
-Quisiera ver eso -dijo el marino. "

Julio Verne – La Isla Misteriosa 1874

lunes, 20 de junio de 2011

lunes, 13 de junio de 2011

Conocimiento, crecimiento


Hace casi 5 años, empezando con el proyecto cooperativo intentábamos aproximar un FODA, algún indicio que nos mostrara que ventajas teníamos y que necesitábamos para crecer. Entendiendo al crecimiento meramente como un crecimiento cooperativo, un progreso del grupo para satisfacer sus necesidades y una evolución personal de cada integrante de la cooperativa; no nos referimos nunca a un progreso excesivo y vertical, sino a ser dueños de los medios de producción que nos brindara “de forma justa lo necesario”.

 Hoy finalmente podemos comprender que cuando se evalúa un proyecto en cualquier ámbito estatal o empresarial, por más que se mencionen las palabras ventajas, fortalezas, debilidades, etc., el factor fundamental y crucial a evaluar, siempre es el económico: “¿Con cuánta plata cuentan?”. Hasta en los ámbitos que se hacen llamar “sociales” se piensa en las cuentas, que son necesarias, pero se piensa excesivamente en los números cuando hay otros ejes de igual o de mayor importancia.
 En los inicios, nuestra juventud e inexperiencia hicieron que creamos ciegamente en los valores internos, que quien sabe si fueron adquiridos en nuestra infancia o simplemente son valores lógicos del ser humano. Cooperación y solidaridad.

 Esa nube utópica de inocencia (que lamentablemente y morbosamente se pierde en la realidad individualista, donde el mundo no es de color rosa) nos motivó a llevar adelante el proyecto sin nada de plata ni materiales; nada de nada. Esa falta de experiencia (que lamentablemente se valora y se recuerda con anhelo cuando se trabaja en el “sector privado”) nos llevó a pensar que el eje principal de grupo además de ser los valores principales de una cooperativa, era fortalecer el conocimiento; que a partir del mismo podíamos avanzar y crecer, que lo económico finalmente se solucionaría y que la inversión terminaría siendo “lo de menos”.
 Pero claro!, es una locura pensarlo para muchos ahora ¿no? Porque como “se sabe” sin plata no se llega a ningún lado. El estado te ayuda, pero necesitas un capital inicial, sino no!. Si lográs algún tipo de ayuda debes estar en la lona, y en la actualidad para que te dé una mano tendrías que conocer algún puntero político u otro “contacto” que te agilice un subsidio.
 Sin embargo con poco y nada (porque con nada fuimos llegando a poco, de a poco) fortalecimos realmente el conocimiento a partir de ensuciarnos las manos. No sólo producimos biodiesel, sino que realmente nos preocupamos por la calidad del mismo.
 Porque otra vez, la escasa experiencia adquirida hasta el momento, de un modo extraño pero lógico nos decía que la calidad era importante: ¿Qué sentido tenía bajarle la calidad al combustible para gastar menos plata? Ninguno. Obviamente la gente con "experiencia" como hoy en día se la conoce, no respondería lo mismo.

 Pasaron ya 55 meses y seguimos creyendo que no estábamos tan locos, y nos replanteamos el concepto de la palabra “experiencia” tal como se la menciona hoy en día.
 Si bien la inocencia la fuimos perdiendo de reunión en reunión (de esas que al final todos se ponen las caretas e intercambian tarjetas), considero que creer en los valores cooperativos no es tener inocencia, es tener convicciones.

 Damos inicio a este blog, porque ahora, además de crecer como cooperativa llegó el momento de sociabilizar y compartir el conocimiento.